Pensamientos de Amanda.
Estaba sentada en el sillón de casa, mirando la tele, sin verla en realidad, estaba uno de esos programas de corazón, de cotilleos, en los que empiezan a gritar y a pelearse, odio esos programas, pero estaba ausente, no me preocupo que estuviese eso puesto. Sólo podía pensar en que había hecho daño a Danny, la había cagado, había intentado pedirle perdón, pero me había hechado del hospital, y no le culpaba, tenía todo el derecho del mundo a odiarme, a no volverme a dirigir la palabra, a no volverme a dirigir ni una sola mirada, ni un solo pensamiento, y yo tendría que aguantarme y dejarle vivir su vida, sin molestarle.
Tenía la mirada perdida, hacía horas, no sé cuantas, que no había dicho ni una sola palabra, no me había movido, mi madre estaba preocupada, pero pensó que era porque estaba preocupada por la pelea y lo que le pudiera pasar a Danny.
- Cariño, Danny está bien, no le pasa nada, tranquila - me había dicho, seguí sin moverme, sin decir nada.
No sé cuantas horas pasaron más, no sé si tenía que haber comido, perdí la noción del tiempo. Hasta que llamaron al timbre, giré levemente la cabeza, esperando quizás encontrarme allí a Danny, aunque sabía que era imposible, no le vi, me decepcioné. Eran Alicia y Nicole. No sé si tendría que estar contenta o algo así, pero no sentí nada, era como si estuviese vacía por dentro.
- Amanda... - dijo Alicia al verme allí, mirando la tele pero sin verla - estás bien? - giré la cabeza, las miré, tenían cara de preocupación, con el ceño fruncido y cara de pena.
- No lo sé, supongo que mal, no siento nada - dije, mi propia voz me asustó, parecía ausente, inhumana, me entró un escalofrío y empecé a sentirme como siempre, sólo que mal, muy mal. Se ,e derramó una lágrima por la mejilla, alcé la mano rápidamente para sacármela, pero seguía con los ojos húmedos. Alicia se acercó a mí y me abrazó, millones de lágrimas amenazaron por derramarse por mis ojos.
- No le tendría que haber hecho eso, ahora me odia, y no sin razón, la he cagado, le he hecho daño y nunca me lo voy a perdonar - todas las lágrimas de mis ojos bajaron por mis mejillas, dejándolas húmedas, y dejándome la cara roja a su paso.
- Tranquila, seguro que se le pasará, te perdonará, te quiere demasiado, vale? Tranquila... - estuvo diciéndome eso durante un buen rato, hasta que comencé a calmarme, pero a los pocos segundos, cuando Nicole me abrazó, me volví a poner a llorar.
Habíamos subido a mi cuarto, porque si mi madre me viese llorara así, le daría algo. Llamaron a la puerta.
- Chicas, soy Christian, abrid - dijo Chris al otro lado de la puerta, Nicole fue a abrir Y Christian entró rápidamente cerró y vino corriendo a mí, a abrazarme.
- Lo siento, ha sido por mi culpa, yo no quería que te dejase, lo siento - empezó a disculparse, a abrazarme, a acariciarme.
- Christian, tranquilo, no estoy enfadada contigo, si no conmigo, yo tengo la culpa, no debí besarte - empecé a llorar con más fuerza, mis hombros temblaron y Chris me abrazó más fuerte, susurrándome palabras de consuelo, acariciándome, en cualquier momento habría disfrutado, mi corazón habría ido a mil, pero en esos momentos, mi corazón y mi mente estaban lejos de allí, con otra persona.
Andrea es una chica normal que acaba de empezar el instituto y, con él, empiezan sus problemas. Se enamorará por primera vez y tendrá que luchar por ese amor...
viernes, 28 de enero de 2011
martes, 25 de enero de 2011
Correo/msn
Algunas bloggeras me han dicho que les gustaría hablar conmigo, bien, pues me he hecho un msn para que todos los que queráis me agregéis y habléis conmigo, es frikifrikibua@hotmail.com
Por cierto, no se si podré publicar hasta el jueves ya que estoy con exámenes y hay que estudiar mucho.
besitos
Por cierto, no se si podré publicar hasta el jueves ya que estoy con exámenes y hay que estudiar mucho.
besitos
sábado, 22 de enero de 2011
Capítulo 25
Pensamientos de Danny.
Le tiré al suelo de un empujón, le había pillado desprevenido, se dio un buen golpe en la espalda, vaciló unos segundos en los que me tiré contra él para pegarle un puñetazo, pero reaccionó deprisa e intento pararme. Le di en la boca, que le empezó a sangrar, se llevó la mano a los labios y al verse la sangre puso cara de odio, de desprecio, se me tiró encima y perdí el equilibrio callendo sobre el brazo derecho, que se me dobló y me golpeé en el hombro, sentí un pinchazo, un gran dolor, pero lo ignoré y me levanté de nuevo a por él. Pero la rabia y el odio se habían apoderado de mí, ya no podía pensar con claridad, y le empecé a lanzar puñetazos como un loco, sin ni siquiera mirar a donde le iba a dar. Me alejé unos pasos y apollé mis manos en las rodillas, respirando con dificultad, levanté la mirada y le vi como le sangraba la nariz, entonces se me despejó la mente. ¿Cómo estaba haciendo yo eso? ¿Cuándo me había vuelto tan bestia? ¿Cómo había podido perder los nervios así? Pero mientras yo me asustaba de mi mismo, Christian se me lanzó encima con un grito, caí al suelo sobre el brazo derecho de nuevo, esta vez grité de dolor, le intenté apartar de encima con el otro brazo, pero estaba tan cansado que no tenía fuerzas.
- ¡¡¡CHRISTIAN!!! - gritó una voz a nuestras espaldas, vi como mi contrincante elevaba la vista, en ese momento quise aprovechar para retirarle de un empujón, pero las fuerzas me fallaron de nuevo, sentí a alguien detrás de mí, llamándome, intentando levantarme del suelo, y oí otra voz que regañaba a Christian, pero todo eso lo oía muy lejano, sentí como me abandonaban las fuerzas y se me cerraban los ojos. Mi último pensamiento, no fue para Christian, no, si no para la chica a la que más amaba, a la que le perdonaría que hubiese besado al ser más despreciable del mundo una y otra vez, para Amanda.
Pi, pi, pi... Abrí los ojos lentamente, estaba en una sala de paredes blancas con un montón de aparatos blancos, creo que era un hospital, entonces recordé la pelea con Christian. Giré la cabeza hacia la ventana y vi a alguien sentado en una silla, pero no era un alguien cualquiera, era un ángel caído del cielo, era Amanda. Me miró, tenía cara de preocupación y de arrepentimiento. Se levantó y se acercó lentamente.
- Hola, ¿qué tal? - estaba preciosa, quise que me abrazase y me besase, pero la voz de su madre diciendome el motivo de su castigo no se me iba de la cabeza.
- A ti que te parece? - le dije con voz temblorosa, las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos, húmedos. - llamo a tu casa, para quedar contigo, para darte una sorpresa, y vy y me entero de que estás castigada por besarte con... eso - giré la cabeza bruscamente porque había empezado a llorar, pero creo que ya me había visto.
- Yo... yo lo siento, de verdad, no te merecías esto, yo te quiero muchísimo y lo único que hago es hacerte sufrir, lo siento - me giré para reprocharle, pero me crucé con su mirada, tenía una mueca de dolor, mis palabras la habían herido, tenía los ojos húmedos, pero aguantó sin llorar, pero aún así no dije nada para arreglar las cosas.
Le tiré al suelo de un empujón, le había pillado desprevenido, se dio un buen golpe en la espalda, vaciló unos segundos en los que me tiré contra él para pegarle un puñetazo, pero reaccionó deprisa e intento pararme. Le di en la boca, que le empezó a sangrar, se llevó la mano a los labios y al verse la sangre puso cara de odio, de desprecio, se me tiró encima y perdí el equilibrio callendo sobre el brazo derecho, que se me dobló y me golpeé en el hombro, sentí un pinchazo, un gran dolor, pero lo ignoré y me levanté de nuevo a por él. Pero la rabia y el odio se habían apoderado de mí, ya no podía pensar con claridad, y le empecé a lanzar puñetazos como un loco, sin ni siquiera mirar a donde le iba a dar. Me alejé unos pasos y apollé mis manos en las rodillas, respirando con dificultad, levanté la mirada y le vi como le sangraba la nariz, entonces se me despejó la mente. ¿Cómo estaba haciendo yo eso? ¿Cuándo me había vuelto tan bestia? ¿Cómo había podido perder los nervios así? Pero mientras yo me asustaba de mi mismo, Christian se me lanzó encima con un grito, caí al suelo sobre el brazo derecho de nuevo, esta vez grité de dolor, le intenté apartar de encima con el otro brazo, pero estaba tan cansado que no tenía fuerzas.
- ¡¡¡CHRISTIAN!!! - gritó una voz a nuestras espaldas, vi como mi contrincante elevaba la vista, en ese momento quise aprovechar para retirarle de un empujón, pero las fuerzas me fallaron de nuevo, sentí a alguien detrás de mí, llamándome, intentando levantarme del suelo, y oí otra voz que regañaba a Christian, pero todo eso lo oía muy lejano, sentí como me abandonaban las fuerzas y se me cerraban los ojos. Mi último pensamiento, no fue para Christian, no, si no para la chica a la que más amaba, a la que le perdonaría que hubiese besado al ser más despreciable del mundo una y otra vez, para Amanda.
Pi, pi, pi... Abrí los ojos lentamente, estaba en una sala de paredes blancas con un montón de aparatos blancos, creo que era un hospital, entonces recordé la pelea con Christian. Giré la cabeza hacia la ventana y vi a alguien sentado en una silla, pero no era un alguien cualquiera, era un ángel caído del cielo, era Amanda. Me miró, tenía cara de preocupación y de arrepentimiento. Se levantó y se acercó lentamente.
- Hola, ¿qué tal? - estaba preciosa, quise que me abrazase y me besase, pero la voz de su madre diciendome el motivo de su castigo no se me iba de la cabeza.
- A ti que te parece? - le dije con voz temblorosa, las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos, húmedos. - llamo a tu casa, para quedar contigo, para darte una sorpresa, y vy y me entero de que estás castigada por besarte con... eso - giré la cabeza bruscamente porque había empezado a llorar, pero creo que ya me había visto.
- Yo... yo lo siento, de verdad, no te merecías esto, yo te quiero muchísimo y lo único que hago es hacerte sufrir, lo siento - me giré para reprocharle, pero me crucé con su mirada, tenía una mueca de dolor, mis palabras la habían herido, tenía los ojos húmedos, pero aguantó sin llorar, pero aún así no dije nada para arreglar las cosas.
domingo, 16 de enero de 2011
Capítulo 24
Pensamientos de Danny:
- No, Amanda está castigada porque ayer salió de casa por la noche y la vi besándose con Christian, lo siento, está castigada durante todo el verano - esa frase se repitió mil veces en mi cerebro, otras mil en mi corazón y otras mil en mi alma. Sentí que me moría, colgué el teléfono sin decir nada. Me empezaron a flojear las piernas y tuve que apoyarme en la mesa, me senté muy lentamente en la silla. Aún no me lo podía creer, a lo mejor Victoria no había visto bien, pero aún así, se estaría besando con algún chico, aunque no fuese Christian. Puse mi cabeza entre las manos, me dolía la cabeza y sentía una gran presión en el pecho que no me dejaba respirar bien. Puse los brazos cruzados sobre la mesa y mi cabeza apoyada en ellos, se me resbaló una lágrima por la mejilla, a mí no me gustaba llorar, no servía para nada, con eso no se iban a arreglar las cosas, llorando no iba a conseguir dejar de estar triste, o dejar de estar enamorado, tampoco haría volver el tiempo atrás para que Christian no conociese a Amanda. Pero necesitaba llorar, simplemente para desahogarme, además, no lo podía evitar. No sé cuanto estuve así, quizás media hora, quizás 2 horas, no lo sé.
Me levanté de la mesa, está vez furioso, en el tiempo en el que había estado llorando, había estado pensando, quizás no fuese culpa de Amanda, quizás Christian la besó, pero ella no quería. En cualquier caso, él había dicho que el primero que la besase sería el que se quedase con ella y el otro tendría que ser SÓLO su amigo.
Salí de casa furioso, dando portazos a todas las puertas que me encontraba. Fui a casa de Nicole y Alicia, ya había estado allí antes cuando iba a acompañar a Amanda algunos días. Llamé a la puerta y me abrió Nicole.
- Emm... hola - dijo Nicole sorprendida, no sé si por que yo estuviese allí o por la cara que llevaba.
- Hola - dije intentando controlar mis nervios y mi furia. - Vengo para preguntarte que dónde vive Christian.
- Por qué no se lo dices a Amanda? - preguntó desconfiada.
- Pues porque está castigada, dónde vive? - dije poniéndome nervioso. Entro a su casa y salió en 2 minutos con una dirección en un papel. - Gracias - le dije, me di la vuelta y me fui casi corriendo.
Llegué a una casa pequeña, en medio del pueblo, en una calle muy cerca de la plaza y bastante lejos de la playa. Era normalita, no tenía patio y era de 2 pisos. Me acerqué a la puerta y llamé al timbre.
- Hola - me dijo una mujer de mediana edad, de ojos marrones con el pelo por los hombros. Tenía aspecto cansado pero parecía amable.
- Hola, está Christian? - le pregunté con tono amable.
- Sí, espera un momento que le llamo - se dio la vuelta y entró en la casa. A los 5 minutos la puerta se abrió y salió Christian de la casa, parecía tranquilo, pero cuando me vio se puso ligeramente tenso.
- ¿Qué quieres? - dijo en tono antipático pero tranquilo a la vez.
- Simplemente volarte la cara por besar a MI novia!!! - dije gritando furioso, y sin poder evitarlo me lancé contra él para pegarle...
- No, Amanda está castigada porque ayer salió de casa por la noche y la vi besándose con Christian, lo siento, está castigada durante todo el verano - esa frase se repitió mil veces en mi cerebro, otras mil en mi corazón y otras mil en mi alma. Sentí que me moría, colgué el teléfono sin decir nada. Me empezaron a flojear las piernas y tuve que apoyarme en la mesa, me senté muy lentamente en la silla. Aún no me lo podía creer, a lo mejor Victoria no había visto bien, pero aún así, se estaría besando con algún chico, aunque no fuese Christian. Puse mi cabeza entre las manos, me dolía la cabeza y sentía una gran presión en el pecho que no me dejaba respirar bien. Puse los brazos cruzados sobre la mesa y mi cabeza apoyada en ellos, se me resbaló una lágrima por la mejilla, a mí no me gustaba llorar, no servía para nada, con eso no se iban a arreglar las cosas, llorando no iba a conseguir dejar de estar triste, o dejar de estar enamorado, tampoco haría volver el tiempo atrás para que Christian no conociese a Amanda. Pero necesitaba llorar, simplemente para desahogarme, además, no lo podía evitar. No sé cuanto estuve así, quizás media hora, quizás 2 horas, no lo sé.
Me levanté de la mesa, está vez furioso, en el tiempo en el que había estado llorando, había estado pensando, quizás no fuese culpa de Amanda, quizás Christian la besó, pero ella no quería. En cualquier caso, él había dicho que el primero que la besase sería el que se quedase con ella y el otro tendría que ser SÓLO su amigo.
Salí de casa furioso, dando portazos a todas las puertas que me encontraba. Fui a casa de Nicole y Alicia, ya había estado allí antes cuando iba a acompañar a Amanda algunos días. Llamé a la puerta y me abrió Nicole.
- Emm... hola - dijo Nicole sorprendida, no sé si por que yo estuviese allí o por la cara que llevaba.
- Hola - dije intentando controlar mis nervios y mi furia. - Vengo para preguntarte que dónde vive Christian.
- Por qué no se lo dices a Amanda? - preguntó desconfiada.
- Pues porque está castigada, dónde vive? - dije poniéndome nervioso. Entro a su casa y salió en 2 minutos con una dirección en un papel. - Gracias - le dije, me di la vuelta y me fui casi corriendo.
Llegué a una casa pequeña, en medio del pueblo, en una calle muy cerca de la plaza y bastante lejos de la playa. Era normalita, no tenía patio y era de 2 pisos. Me acerqué a la puerta y llamé al timbre.
- Hola - me dijo una mujer de mediana edad, de ojos marrones con el pelo por los hombros. Tenía aspecto cansado pero parecía amable.
- Hola, está Christian? - le pregunté con tono amable.
- Sí, espera un momento que le llamo - se dio la vuelta y entró en la casa. A los 5 minutos la puerta se abrió y salió Christian de la casa, parecía tranquilo, pero cuando me vio se puso ligeramente tenso.
- ¿Qué quieres? - dijo en tono antipático pero tranquilo a la vez.
- Simplemente volarte la cara por besar a MI novia!!! - dije gritando furioso, y sin poder evitarlo me lancé contra él para pegarle...
sábado, 15 de enero de 2011
Capítulo 23
Sólo podía estar atenta de él, de sus besos, sus caricias, sus abrazos, sus palabras en las que me susurraba palabras dulces y tiernas... Pero en algún lugar de mi cabeza no me olvidaba de Danny, pensé que no le tendría que estar haciendo esto, que le quería y él me quería a mí y le iba a hacer sufrir. Pero es que también quería a Christian, era tan tierno y misterioso, hacía que quisiese estar con él todo el rato.
- Christian... - dije apartándole de mi, poniéndole la mano en el pecho. - Yo no debería hacer esto...estoy con Danny!
- Amanda, entiendo que te guste Danny, y no puedo hacer nada para cambiarlo, pero también me quieres a mí, no lo olvides, a mí no me molesta que estés con él, siempre y cuando también estés conmigo - no supe que decir así que me quedé callada, sin decir nada. Me abrazó y enterré mi cara en su hombro, y sin querer, derramé una lágrima, fui a secármela y Christian me vio.
- Hey, que te pasa? - me dijo susurrando y secándome la lágrima que bajaba por mi mejilla. - Tranquila, estoy aquí, vale? - me presionó junto a él para darme ánimos, pero en esos momentos nada podría hacer que me sintiera mejor.
- Es q-que...y-yo - dije tartamudeando. - Christian, yo...no puedo hacerle esto a Danny, no podré volver a mirarlo a la cara después de esto...y-y...además el mundo se me viene abajo, mi abuela está enferma... - no puede aguantar más y me eché a llorar, metí la cara en su hombro para que no me viese, él me estaba dando todo, me consolaba, no se enfadaba porque estuviese con Danny, él lo era todo, y lo único que hacía yo era llorar y llorar. Me besó y fue como si todos esos sentimientos malos desapareciesen por unos segundos.
- Bueno, ya es tarde, vete a dormir y descansa - me dijo besándome la frente. Me levanté del suelo tambaleándome y me dirigí a casa. Abrí la puerta con sumo cuidado y entré. Y como en las películas, la luz se encendió, allí estaba mi madre, de pie, junto al interruptor de la luz, muy seria. Me quedé quieta, asustada, con los ojos muy abiertos, de para en par.
- Que hacías fuera? - dijo mamá con voz furiosa pero intentando controlarse.
- Emmm...- lo dije tan bajito que no supe si me oyó.
- Estabas castigada, y me levanto y te veo que estás fuera besuqueándote con un chico!!! - dijo esta vez gritando, me estremecí y agaché la cabeza - Vete a tu cuarto y no salgas de él hasta que acabe el verano!! - me fui a mi habitación corriendo, por la precipitación casi me caí al suelo. Me metí en la cama temblando, la que me esperaba... Apenas pude dormir, pero al menos no me preocupé por mi abuela.
Me desperté bastante tarde, tenía mucho sueño, era un día nublado, por lo que no me importó no poder salir de casa, además de esa manera no tendría más problemas con Danny y Christian.
Bajé a bajo, mi madre me miró con cara de enfado, pero no me dijo nada. Me senté a desayunar. Sonó el teléfono y fue a cogerlo mi madre.
- Sí? - se calló para oír. - Hola Danny - volvió a callar.- No, Amanda está castigada porque ayer salió de casa por la noche y la vi besándose con Christian, lo siento, está castigada durante todo el verano. - se me calló la taza al suelo al oír eso.
- Christian... - dije apartándole de mi, poniéndole la mano en el pecho. - Yo no debería hacer esto...estoy con Danny!
- Amanda, entiendo que te guste Danny, y no puedo hacer nada para cambiarlo, pero también me quieres a mí, no lo olvides, a mí no me molesta que estés con él, siempre y cuando también estés conmigo - no supe que decir así que me quedé callada, sin decir nada. Me abrazó y enterré mi cara en su hombro, y sin querer, derramé una lágrima, fui a secármela y Christian me vio.
- Hey, que te pasa? - me dijo susurrando y secándome la lágrima que bajaba por mi mejilla. - Tranquila, estoy aquí, vale? - me presionó junto a él para darme ánimos, pero en esos momentos nada podría hacer que me sintiera mejor.
- Es q-que...y-yo - dije tartamudeando. - Christian, yo...no puedo hacerle esto a Danny, no podré volver a mirarlo a la cara después de esto...y-y...además el mundo se me viene abajo, mi abuela está enferma... - no puede aguantar más y me eché a llorar, metí la cara en su hombro para que no me viese, él me estaba dando todo, me consolaba, no se enfadaba porque estuviese con Danny, él lo era todo, y lo único que hacía yo era llorar y llorar. Me besó y fue como si todos esos sentimientos malos desapareciesen por unos segundos.
- Bueno, ya es tarde, vete a dormir y descansa - me dijo besándome la frente. Me levanté del suelo tambaleándome y me dirigí a casa. Abrí la puerta con sumo cuidado y entré. Y como en las películas, la luz se encendió, allí estaba mi madre, de pie, junto al interruptor de la luz, muy seria. Me quedé quieta, asustada, con los ojos muy abiertos, de para en par.
- Que hacías fuera? - dijo mamá con voz furiosa pero intentando controlarse.
- Emmm...- lo dije tan bajito que no supe si me oyó.
- Estabas castigada, y me levanto y te veo que estás fuera besuqueándote con un chico!!! - dijo esta vez gritando, me estremecí y agaché la cabeza - Vete a tu cuarto y no salgas de él hasta que acabe el verano!! - me fui a mi habitación corriendo, por la precipitación casi me caí al suelo. Me metí en la cama temblando, la que me esperaba... Apenas pude dormir, pero al menos no me preocupé por mi abuela.
Me desperté bastante tarde, tenía mucho sueño, era un día nublado, por lo que no me importó no poder salir de casa, además de esa manera no tendría más problemas con Danny y Christian.
Bajé a bajo, mi madre me miró con cara de enfado, pero no me dijo nada. Me senté a desayunar. Sonó el teléfono y fue a cogerlo mi madre.
- Sí? - se calló para oír. - Hola Danny - volvió a callar.- No, Amanda está castigada porque ayer salió de casa por la noche y la vi besándose con Christian, lo siento, está castigada durante todo el verano. - se me calló la taza al suelo al oír eso.
jueves, 13 de enero de 2011
Capítulo 22
Estaba agotada, agotada porque no había dormido apenas nada, agotada por la presión que sentía en la cabeza, agotada por no poder hacer nada, agotada de sufrir tanto, pero sobre todo agotada de llorar. Había estado llorando toda la noche, giré la cabeza hacia la mesilla de noche para ver la hora en el reloj pero en vez de eso encontré una nota escrita en un papel de color azul. La desdoblé y la empecé a leer, era corta, ponía:
No olvides que te quiero.
Ves a las 3.30 al parque de la playa
para que pueda verte una vez más.
Te amo.
Me quedé quieta en la cama, casi sin respirar, no ponía de quien era, y no sabía como había llegado allí. Miré el reloj, marcaba las 3.11 en ese momento, no podía pegar ojo, así que decidí ir a ver quien me había escrito eso. Me levanté de la cama, me puse un chándal cómodo y me fui al baño a lavarme la cara, aún la tenía un poco roja.
Bajé las escaleras de puntillas y salí de casi intentando no hacer ruido con la puerta, en ese momento, mientras cerraba, me empezó a sonar el móvil, cerré lo más rápido que pude haciendo más ruido del que pretendí, saqué el móvil de mi bolsillo, acababa de recibir un mensaje de un número privado, ponía:
Quédate en el patio de tu casa e iré yo para allá, quizás si te alejas mucho te puedes meter en un lío.
Seguía sin saber quien era, pero obedecí y me senté debajo de un gran árbol que había en el patio trasero de la casa. Esperando allí sentada me entró el sueño y se me empezaron a cerrar los ojos, estaba apunto de dormirme cuando oí algo que venía de arriba de mi cabeza, abrí los ojos asustada. De repente una sombra negra, ágil como un gato, cayó del árbol junto a mí. Unos ojos azules me observaban con ternura. Christian se acercó a mí y me besó la mejilla, que me empezó a arder. En ese momento me pregunté cómo había podido olvidarlo tan rápido y haberme enamorado de Danny casi sin darme cuenta.
- Hola mi bella durmiente - me dijo en el oído provocándome un estremecimiento, le respondí con una sonrisa.
- Es que si tardas tanto pues me duermo - dije para picarle, me sonrió, casi me ahogo al quedarme sin respiración.- Bueno, y para qué querías verme?
- Tengo que hablar contigo - dijo un poco más serio, se sentó a mi lado. - Mira, como ya sabes, yo te quiero, cada vez que estás cerca de mí se me acelera el corazón, cuando sonríes me siento como en el cielo, cuando me rozas me quitas el aliento, cuando miro tus ojos veo reflejada tu alma, puedo ver todo en ellos, eres como un libro abierto y eso me gusta, pero a la vez, pienso que quiero saber más de ti, me intrigas, me gustas. Y si no fuese por Danny, tu y yo ahora estaríamos juntos, porque eres la única que puedes hacerme sonreír cuando estoy triste- entonces me di cuenta, cuando el corazón me iba a mil por hora, que no le había olvidado, le puse un dedo en la boca, ya había dicho suficiente, se lo quité y se acercó a mí. Pensé que debía retirarme, pero no podía o no quería. Nuestras caras estaban a unos centímetros, casi tocándose, el corazón me iba a mil, nuestros labios se rozaron y se unieron en un beso. Me puso los brazos al rededor de la cintura y yo le lancé mis brazos al cuello, le abracé. Cuando nos separamos me sonrió y me dio otro rápido beso. No nos dimos cuenta de que alguien nos miraba por la ventana...
No olvides que te quiero.
Ves a las 3.30 al parque de la playa
para que pueda verte una vez más.
Te amo.
Me quedé quieta en la cama, casi sin respirar, no ponía de quien era, y no sabía como había llegado allí. Miré el reloj, marcaba las 3.11 en ese momento, no podía pegar ojo, así que decidí ir a ver quien me había escrito eso. Me levanté de la cama, me puse un chándal cómodo y me fui al baño a lavarme la cara, aún la tenía un poco roja.
Bajé las escaleras de puntillas y salí de casi intentando no hacer ruido con la puerta, en ese momento, mientras cerraba, me empezó a sonar el móvil, cerré lo más rápido que pude haciendo más ruido del que pretendí, saqué el móvil de mi bolsillo, acababa de recibir un mensaje de un número privado, ponía:
Quédate en el patio de tu casa e iré yo para allá, quizás si te alejas mucho te puedes meter en un lío.
Seguía sin saber quien era, pero obedecí y me senté debajo de un gran árbol que había en el patio trasero de la casa. Esperando allí sentada me entró el sueño y se me empezaron a cerrar los ojos, estaba apunto de dormirme cuando oí algo que venía de arriba de mi cabeza, abrí los ojos asustada. De repente una sombra negra, ágil como un gato, cayó del árbol junto a mí. Unos ojos azules me observaban con ternura. Christian se acercó a mí y me besó la mejilla, que me empezó a arder. En ese momento me pregunté cómo había podido olvidarlo tan rápido y haberme enamorado de Danny casi sin darme cuenta.
- Hola mi bella durmiente - me dijo en el oído provocándome un estremecimiento, le respondí con una sonrisa.
- Es que si tardas tanto pues me duermo - dije para picarle, me sonrió, casi me ahogo al quedarme sin respiración.- Bueno, y para qué querías verme?
- Tengo que hablar contigo - dijo un poco más serio, se sentó a mi lado. - Mira, como ya sabes, yo te quiero, cada vez que estás cerca de mí se me acelera el corazón, cuando sonríes me siento como en el cielo, cuando me rozas me quitas el aliento, cuando miro tus ojos veo reflejada tu alma, puedo ver todo en ellos, eres como un libro abierto y eso me gusta, pero a la vez, pienso que quiero saber más de ti, me intrigas, me gustas. Y si no fuese por Danny, tu y yo ahora estaríamos juntos, porque eres la única que puedes hacerme sonreír cuando estoy triste- entonces me di cuenta, cuando el corazón me iba a mil por hora, que no le había olvidado, le puse un dedo en la boca, ya había dicho suficiente, se lo quité y se acercó a mí. Pensé que debía retirarme, pero no podía o no quería. Nuestras caras estaban a unos centímetros, casi tocándose, el corazón me iba a mil, nuestros labios se rozaron y se unieron en un beso. Me puso los brazos al rededor de la cintura y yo le lancé mis brazos al cuello, le abracé. Cuando nos separamos me sonrió y me dio otro rápido beso. No nos dimos cuenta de que alguien nos miraba por la ventana...
domingo, 9 de enero de 2011
Capítulo 21
Me tumbé en la cama y me quité las zapatillas ayudándome con los pies, me puse el pijama a un ritmo que hubiese sacado de quicio a cualquiera. Cogí el mp4 y me puse a escuchar música. Oí unos pasos que subían las escaleras y se acercaban a mi habitación, lo más rápido que pude me metí en la cama y me puse mirando a la pared para hacerme la dormida. Oí como se abría la puerta y vi la claridad que hubo en la habitación por la luz del pasillo. Vi la sombra de mi padre y me di la vuelta.
- Hola - dijo susurrando.
- Hola.
- Tu madre está enfadada, la he convencido para que te deje dormir tranquila, pero mañana ya no te libras de la bronca - tragué saliva en señal de miedo, la verdad es que mi madre enfadada asustaba bastante.
- Tranquila, intentaré calmarla un poco.
- Gracias papá, te quiero - me dio un beso en la frente y se fue cerrando la puerta tras de sí.
La luz del sol entraba por la ventana y me iluminaba la cara haciendo que me despertase, me pase el brazo por los ojos y me giré para dormir un poco más, pero no pude, la puerta se abrió precipitosamente y un bichillo de 10 años la traspasó corriendo y saltó sobre mi cama.
- Buenos días!! - gritó mi hermano pequeño.
- Jona, vete de aquí - dije agotada.
- No puedo, mamá dice que te levantes ya - dijo con una sonrisa pícara en la cara. Me levanté rápidamente de la cama, ya no me acordaba del enfado de mamá.
- Amanda levántate ya!!! - dijo mamá desde el piso de abajo.
- Ya voy - dije con la voz temblando, la última vez que se enfadó me dejó 5 meses sin salir y sin móvil ni ordenador, era demasiado cruel. Me vestí y bajé abajo.
- A la cocina - dijo mi madre seriamente cuando me vio en el salón. La seguí y cerró la puerta cuando hube entrado.
- Cómo se te ocurre irte de casa sin avisar? - dijo muy seriamente, no supe que decir así que simplemente me callé - Cuando llegamos a casa y no te vimos nos asustamos, y cuando te llamamos al móvil y no lo cogías fue peor, llamamos a Danny y nos dijo que no te había visto, fuimos a la playa, al bosque, llamamos a Chris!!! Estábamos muy preocupados! - gritó, creo que a papá se le olvidó tranquilizarla - Y luego, convences a tu padre para que te deje quedar con Danny, ya sabes como es tú padre, y sabes como soy yo, así que no vuelvas a hacer eso jovencita, me has entendido? - gritó mientras iba bajando el tono de voz.- Te quedas sin salir en lo que queda de verano - dijo mientras se daba la vuelta y salía de la cocina.
- Qué!? No me puedes hacer eso!! Oh, vamos mamá, no es para tanto, otras veces he salido sin avisar y no ha pasado nada, nunca antes te has enfadado por esto.
- Pero es que nunca antes había pasado esto el mismo día en el que a tu abuela la ingresan en el hospital - dijo con lágrimas en los ojos.
- Qué? - dije bajito sin poder creérmelo - Qué ha pasado?
- Ayer a tu abuela le dio un ataque al corazón y la han ingresado en el hospital, los médicos dicen que hay muchas posibilidades de que le pase unas cuantas veces más este verano y quieren tratarla de cerca - dijo mamá secándose la lágrimas de la cara. Me acerqué y la abracé. Iba a preguntarle por qué no me habían avisado pero probablemente se volviese a enfadar así que me callé.
- Hija, lo siento, es que con todo esto estaba muy nerviosa y asustada y he descargado todos estos sentimientos contigo, aún así estarás castigada toda esta semana, ahora vete a tu habitación y no se te ocurra salir de casa hasta el domingo - me dijo mientras salía de la cocina y se iba al salón a seguir limpiando. Sólo estaría 3 días castigada, pero sería como una eternidad. Subí a mi cuarto y me tiré sobre la cama, no había desayunado pero tampoco tenía ganas, tenía el estómago revuelto, estaba perdiendo a mi abuela y no me había dado ni cuenta. Me hice una bola agarrándome las rodillas con los brazos y empecé a llorar.
Lloré durante horas, y sólo paré cuando sentí tanta hambre que pensé que me iba a desmayar, al llorar con tanta fuerza y agonía había perdido muchas fuerzas. Me levanté de la cama y cogí el móvil, eran la una y media del medio día. Fui al baño de mi habitación, era pequeño, tenía el váter, el lavabo y una ducha pequeña, todo eso pero muy apretado, sólo cabía una persona allí dentro o dos muy juntas. Me miré al espejo, tenía toda la cara roja e hinchada de tanto llorar, me la lavé, seguía roja así que me metí en la ducha, noté como el agua templada caía sobre mis hombros, me sentí mucho más relajada. Me duché rápidamente y me vestí con un chándal cómodo. Bajé las escaleras, aún con mal aspecto, y fui a la cocina, mamá estaba preparando la comida, la ayudé a poner la mesa sin decir ni una palabra. Oí la puerta de la calle, acababa de llegar mi padre de pasear a Rufo. Nos sentamos en la mesa a comer, todos estábamos muy callados, se echaba en falta la conversación de mamá y de la abuela sobre alguna de esas pijas famosas que tanto les gustaban. Cuando terminé me fui de nuevo a mi habitación y me tiré a la cama a llorar hasta la hora de cenar, no tenía hambre así que me quedé así, acurrucada en la cama, el resto de la noche.
- Hola - dijo susurrando.
- Hola.
- Tu madre está enfadada, la he convencido para que te deje dormir tranquila, pero mañana ya no te libras de la bronca - tragué saliva en señal de miedo, la verdad es que mi madre enfadada asustaba bastante.
- Tranquila, intentaré calmarla un poco.
- Gracias papá, te quiero - me dio un beso en la frente y se fue cerrando la puerta tras de sí.
La luz del sol entraba por la ventana y me iluminaba la cara haciendo que me despertase, me pase el brazo por los ojos y me giré para dormir un poco más, pero no pude, la puerta se abrió precipitosamente y un bichillo de 10 años la traspasó corriendo y saltó sobre mi cama.
- Buenos días!! - gritó mi hermano pequeño.
- Jona, vete de aquí - dije agotada.
- No puedo, mamá dice que te levantes ya - dijo con una sonrisa pícara en la cara. Me levanté rápidamente de la cama, ya no me acordaba del enfado de mamá.
- Amanda levántate ya!!! - dijo mamá desde el piso de abajo.
- Ya voy - dije con la voz temblando, la última vez que se enfadó me dejó 5 meses sin salir y sin móvil ni ordenador, era demasiado cruel. Me vestí y bajé abajo.
- A la cocina - dijo mi madre seriamente cuando me vio en el salón. La seguí y cerró la puerta cuando hube entrado.
- Cómo se te ocurre irte de casa sin avisar? - dijo muy seriamente, no supe que decir así que simplemente me callé - Cuando llegamos a casa y no te vimos nos asustamos, y cuando te llamamos al móvil y no lo cogías fue peor, llamamos a Danny y nos dijo que no te había visto, fuimos a la playa, al bosque, llamamos a Chris!!! Estábamos muy preocupados! - gritó, creo que a papá se le olvidó tranquilizarla - Y luego, convences a tu padre para que te deje quedar con Danny, ya sabes como es tú padre, y sabes como soy yo, así que no vuelvas a hacer eso jovencita, me has entendido? - gritó mientras iba bajando el tono de voz.- Te quedas sin salir en lo que queda de verano - dijo mientras se daba la vuelta y salía de la cocina.
- Qué!? No me puedes hacer eso!! Oh, vamos mamá, no es para tanto, otras veces he salido sin avisar y no ha pasado nada, nunca antes te has enfadado por esto.
- Pero es que nunca antes había pasado esto el mismo día en el que a tu abuela la ingresan en el hospital - dijo con lágrimas en los ojos.
- Qué? - dije bajito sin poder creérmelo - Qué ha pasado?
- Ayer a tu abuela le dio un ataque al corazón y la han ingresado en el hospital, los médicos dicen que hay muchas posibilidades de que le pase unas cuantas veces más este verano y quieren tratarla de cerca - dijo mamá secándose la lágrimas de la cara. Me acerqué y la abracé. Iba a preguntarle por qué no me habían avisado pero probablemente se volviese a enfadar así que me callé.
- Hija, lo siento, es que con todo esto estaba muy nerviosa y asustada y he descargado todos estos sentimientos contigo, aún así estarás castigada toda esta semana, ahora vete a tu habitación y no se te ocurra salir de casa hasta el domingo - me dijo mientras salía de la cocina y se iba al salón a seguir limpiando. Sólo estaría 3 días castigada, pero sería como una eternidad. Subí a mi cuarto y me tiré sobre la cama, no había desayunado pero tampoco tenía ganas, tenía el estómago revuelto, estaba perdiendo a mi abuela y no me había dado ni cuenta. Me hice una bola agarrándome las rodillas con los brazos y empecé a llorar.
Lloré durante horas, y sólo paré cuando sentí tanta hambre que pensé que me iba a desmayar, al llorar con tanta fuerza y agonía había perdido muchas fuerzas. Me levanté de la cama y cogí el móvil, eran la una y media del medio día. Fui al baño de mi habitación, era pequeño, tenía el váter, el lavabo y una ducha pequeña, todo eso pero muy apretado, sólo cabía una persona allí dentro o dos muy juntas. Me miré al espejo, tenía toda la cara roja e hinchada de tanto llorar, me la lavé, seguía roja así que me metí en la ducha, noté como el agua templada caía sobre mis hombros, me sentí mucho más relajada. Me duché rápidamente y me vestí con un chándal cómodo. Bajé las escaleras, aún con mal aspecto, y fui a la cocina, mamá estaba preparando la comida, la ayudé a poner la mesa sin decir ni una palabra. Oí la puerta de la calle, acababa de llegar mi padre de pasear a Rufo. Nos sentamos en la mesa a comer, todos estábamos muy callados, se echaba en falta la conversación de mamá y de la abuela sobre alguna de esas pijas famosas que tanto les gustaban. Cuando terminé me fui de nuevo a mi habitación y me tiré a la cama a llorar hasta la hora de cenar, no tenía hambre así que me quedé así, acurrucada en la cama, el resto de la noche.
viernes, 7 de enero de 2011
Capítulo 20
A las 20.30 o así me fui a casa, acababan de llamar mis padres, estaban enfadados porque no les había avisado de que me iba a casa de Alicia y Nicole. No me apetecía ver la cara de enfado de mi madre, así que llame al móvil de mi padre.
- Hola papi - dije, intentando ser lo más cariñosa posible.
- Hola hija, qué pasa?
- Me acaba de llamar Danny, quiere quedar, puedo ir a cenar con él? - dije con voz de niña buena.
- Mmm, no sé si a tu madre le gustará...
- Oh, vamos papá, siempre haces lo que dice mamá, no puedes decidir por ti mismo? - dije intentando picarle.
- Bueno... está bien. Pero, te quiero en casa como muy tarde a las once, me has oído? - dijo con voz seria.
- Sí, en casa a las once, entendido. Gracias papi, te quiero!!
Colgué el teléfono, en realidad Danny no me había llamado, pero si no podía quedar ya me daría yo una vuelta por ahí, tenía que esperar un poco hasta que a mamá se le pasase el enfado.
- Hola Danny - dije cuando después de 3 llamadas me hubo cogido el móvil.
- Hola preciosa, lo siento es que estaba hechando un partido a la play y no oí el móvil - siempre con la play, a mi me parecía sumamente aburrida.
- Bueno, vale, te perdono, jeje, qué haces?
- Aquí en casa aburrido, y tú?
- Pues yo he conseguido que mi padre me dejé volver a casa a las once, te apetece quedar?
- Claro - dijo animado.
- Vale, pues en media hora en el principio del camino del bosque, ok?
- El de para ir a tu casa? Ok, besitos guapa.
- Xao.
Fui lo más rápido que pude al supermercado de enfrente de la playa, era pequeño, pero tenía un poco de todo. Cogí unos bocadillos, una bolsa de patatas, dos coca-colas y un mantel barato. Lo pagué y fui al camino. Cuando llegué ya estaba allí Danny.
- Hola - me dijo dulcemente mientras me besaba los labios, cada vez que lo hacía el corazón me latía más rápido.
-Hola - pude decir cuando dejó de besarme.
-Bueno, que quieres hacer? - me preguntó agarrándome la mano.
- Pues podríamos ir a cenar al bosque - le propuse mientras le enseñaba la bolsa con las cosas que había comprado.
- Vaya, ya lo tenías todo pensado, eh? - me besó la frente y nos adentramos en el bosque.
Olía a hierba mojada, quizás había llovido un poco mientras estuve en casa de Ali y Nicole viendo películas. Le llevé a un claro del bosque, allí extendimos el mantel y nos sentamos encima, sacamos los bocatas y las patatas.
-Esto tendría que haberseme ocurrido a mí - dijo Danny dando otro mordisco a su bocadillo.
-Jeje, tú no tienes tanta imaginación, la cabeza sólo te da para jugar a la play - dije sonriendo.
- Hey, eso no es verdad! También me da para besarte - dijo acercándose a mi.
- Eh, que peste!! - grité cuando olí su aliento - Has fumado!!! - grité enfadada. Se retiró agachando la cabeza.- Desde cuando fumas?
- Pues, desde hace unos meses, empecé en Estados Unidos - dijo avergonzado.
- Pero, ¿cómo se te ocurre? Pues que sepas que si quieres seguir besándome, vas a tener que dejarlo - puso cara sorprendida, pero no puso pegas. Se terminó su bocata se tumbo sobre el mantel, yo hice lo mismo apoyando mi cabeza en su pecho. La luna casi estaba llena y el cielo estaba lleno de estrellas.
- Que bonito está el cielo hoy, verdad? - dije yo.
- Ni la mitad de lo bonita que eres tú - me dijo Danny, le sonreí.
- Que mentiroso eres.
- No miento, es verdad, pareces una princesita bajo la luz de la luna - ya no le respondí, simplemente me incorporé un poco y le besé, ya no me importó el olor a tabaco, no me importó que empezase a llover, sólo me importaba él. Sentía su aliento por mi cara...
A las diez nos fuimos a dar una vuelta por la playa, estábamos lo dos, agarrados de la mano, tocando la fría arena con los pies. Me soltó la mano y cogió una ramita de una palmera y dibujó un corazón en el suelo, volvió a mi lado, me abrazó y me besó el cuello. Después me acompañó a casa y subí lo más rápido que pude a mi habitación para que el humor de mi madre no me estropease el mejor día de mi vida.
- Hola papi - dije, intentando ser lo más cariñosa posible.
- Hola hija, qué pasa?
- Me acaba de llamar Danny, quiere quedar, puedo ir a cenar con él? - dije con voz de niña buena.
- Mmm, no sé si a tu madre le gustará...
- Oh, vamos papá, siempre haces lo que dice mamá, no puedes decidir por ti mismo? - dije intentando picarle.
- Bueno... está bien. Pero, te quiero en casa como muy tarde a las once, me has oído? - dijo con voz seria.
- Sí, en casa a las once, entendido. Gracias papi, te quiero!!
Colgué el teléfono, en realidad Danny no me había llamado, pero si no podía quedar ya me daría yo una vuelta por ahí, tenía que esperar un poco hasta que a mamá se le pasase el enfado.
- Hola Danny - dije cuando después de 3 llamadas me hubo cogido el móvil.
- Hola preciosa, lo siento es que estaba hechando un partido a la play y no oí el móvil - siempre con la play, a mi me parecía sumamente aburrida.
- Bueno, vale, te perdono, jeje, qué haces?
- Aquí en casa aburrido, y tú?
- Pues yo he conseguido que mi padre me dejé volver a casa a las once, te apetece quedar?
- Claro - dijo animado.
- Vale, pues en media hora en el principio del camino del bosque, ok?
- El de para ir a tu casa? Ok, besitos guapa.
- Xao.
Fui lo más rápido que pude al supermercado de enfrente de la playa, era pequeño, pero tenía un poco de todo. Cogí unos bocadillos, una bolsa de patatas, dos coca-colas y un mantel barato. Lo pagué y fui al camino. Cuando llegué ya estaba allí Danny.
- Hola - me dijo dulcemente mientras me besaba los labios, cada vez que lo hacía el corazón me latía más rápido.
-Hola - pude decir cuando dejó de besarme.
-Bueno, que quieres hacer? - me preguntó agarrándome la mano.
- Pues podríamos ir a cenar al bosque - le propuse mientras le enseñaba la bolsa con las cosas que había comprado.
- Vaya, ya lo tenías todo pensado, eh? - me besó la frente y nos adentramos en el bosque.
Olía a hierba mojada, quizás había llovido un poco mientras estuve en casa de Ali y Nicole viendo películas. Le llevé a un claro del bosque, allí extendimos el mantel y nos sentamos encima, sacamos los bocatas y las patatas.
-Esto tendría que haberseme ocurrido a mí - dijo Danny dando otro mordisco a su bocadillo.
-Jeje, tú no tienes tanta imaginación, la cabeza sólo te da para jugar a la play - dije sonriendo.
- Hey, eso no es verdad! También me da para besarte - dijo acercándose a mi.
- Eh, que peste!! - grité cuando olí su aliento - Has fumado!!! - grité enfadada. Se retiró agachando la cabeza.- Desde cuando fumas?
- Pues, desde hace unos meses, empecé en Estados Unidos - dijo avergonzado.
- Pero, ¿cómo se te ocurre? Pues que sepas que si quieres seguir besándome, vas a tener que dejarlo - puso cara sorprendida, pero no puso pegas. Se terminó su bocata se tumbo sobre el mantel, yo hice lo mismo apoyando mi cabeza en su pecho. La luna casi estaba llena y el cielo estaba lleno de estrellas.
- Que bonito está el cielo hoy, verdad? - dije yo.
- Ni la mitad de lo bonita que eres tú - me dijo Danny, le sonreí.
- Que mentiroso eres.
- No miento, es verdad, pareces una princesita bajo la luz de la luna - ya no le respondí, simplemente me incorporé un poco y le besé, ya no me importó el olor a tabaco, no me importó que empezase a llover, sólo me importaba él. Sentía su aliento por mi cara...
A las diez nos fuimos a dar una vuelta por la playa, estábamos lo dos, agarrados de la mano, tocando la fría arena con los pies. Me soltó la mano y cogió una ramita de una palmera y dibujó un corazón en el suelo, volvió a mi lado, me abrazó y me besó el cuello. Después me acompañó a casa y subí lo más rápido que pude a mi habitación para que el humor de mi madre no me estropease el mejor día de mi vida.
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