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sábado, 13 de noviembre de 2010

Capítulo 3

Llegamos al pueblo en 10 minutos, ya que la casa estaba en una urbarnización a las afueras. Nos tiramos el resto de la mañana en el Mercadona comprando comida, qué rollo. Me tiré todo el rato con mala cara.
- Chaval.. ¡qué rollo, no aguanto más !- dije. Mi madre me miró con mala cara como diciendo "luego hablamos". Odiaba esa mirada, cada vez que la ponía me caía una bronca del quince, pero había que aguantarse porque era una enana. Después nos fuimos a comer a un restaurante. Me comí una hamburguesa, porque a mi madre no le gustaba nada... ¡que se jorobase! Ya habíamos terminado de comer, y le dije:
-Yo paso de acompañarte a comprar un estúpido bolso color mierda- dije, desahogándome un poco.
-Oye, niña, no me hables así, que soy tu madre -dijo mamá con tono exigente- pero vete a donde quieras.
- Eso haré- dije, orgullosa de mí misma. Me fui al Ale-Hop mi tienda favorita de Calpe. Allí había un poco de todo, aunque era pequeña. Había adornos, gafas de sol, juguetes para niños, fundas de móviles...
En ese momento me puse a mirar las gafas de sol, estaban chulísimas. Y de repente alguien me empujó por detrás y me caí al suelo. ¡Ay!, qué daño me hice. De repente, el torpe que me había empujado me dio la mano.
- Lo siento muchísimo- dijo una voz de chico, yo aún miraba al suelo- deja que te ayude, por favor.
Levanté la mirada para poner mala cara al causante de mi caída, pero no pude. Levanté la mirada y me encontré con unos preciosos ojos azules.
CONTINUARÁ...

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