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sábado, 13 de noviembre de 2010

Capítulo 8

- Qué? Con razón estaba tan rara - dije yo super sorprendida.
- Sí, ya ves, amor a primera vista - dijo Alicia preocupada, Nicole era su hermana pequeña y tenía que protegerla.
- Pero, Alicia, tu has visto a Christian, ese chico tiene más de 15 años, y tu hermana acaba de cumplir 13, no es un poco mayor para ella?
- Sí, pero ya sabes como es ella, si se le mete algo en la cabeza no hay quien se lo saque - dijo aún más preocupada . Nos dimos la vuelta para volver a las toallas, no habíamos andado casi nada. Nicole estaba tomando el sol y Christian estaba, leyendo mi revista!!! Pero qué hacía, es que le gustaba Justin Bieber?
- Que, entretenida? - pregunté sin esperar una respuesta, seguro que ahora intentaría defenderse.
- Pues sí, no sabía lo bien que vestía Miley - respondió. Que, es que lo hacía por joder o qué? En esa revista Miley salía super atrevida, eran las fotos del Rock in Rio.
- Ya, supongo que las chicas con las que sales visten parecido, no? - le pregunté, en el fondo estaba enfadada y molesta pero lo disimulé bien.
- Bueno, en realidad yo prefiero que vistan más normal, unos vaqueros y una camiseta, y vestidos y faldas para ocasiones especiales. Pero hay que admitir que Miley sale... - dejo la frase sin terminar y puso una sonrisa pícara.
- Bueno, yo tengo hambre - dije para cambiar de tema, y de repente me sonó la tripa.
- Jajaja, sí, se nota - dijo riéndose Christian.
- Sí, tengo hambre, pero no hace falta que te rías, que seguro que tu también tienes - le contesté.
- Pues sí, pero a mi no me suenan las tripas delante del chico que me gusta - dijo el muy idiota.
-  Estas insinuando que me molas? - dije echando humo.
- No, que va...- dijo irónicamente.
- Pues no, no me gustas, que te quede bien clarito, ok?
- Está bien, lo que tu digas. Oye, porque no nos vamos a comer los cuatro por ahí? - dijo Christian.
- Ok, voy a llamar a mi madre - dije yo y me alejé un poco. Volví en cinco minutos, me había costado convencer a mi madre. A Nicole no le apetecía venir y Alicia se iba a ir con ella. Así que al final íbamos a ir todos menos ellas dos, es decir, Christian y yo.
Dimos una vuelta y acabamos en el Espasso, un restaurante italiano. Yo me pedí una pizza y Christian igual.

- Bueno, y tú, cuántos años tienes? - me preguntó de repente Christian.
- Quince recién cumplidos, y tú? - pregunté.
- Casi diecisiete - dijo, y me sonrió.
- Valla, cuando te vi en la tienda pensé que tenías quince, eres tan infantil - le dije para cabrearle, y era verdad, en la tienda no pensé que tuviese más de dieciséis, tenía cara de niño bueno, pero luego en la playa supe que era mayor.
- Jaja, muy graciosa - dijo irónicamente.- Pues yo pensé que eras una vagabunda que ibas a pedir limosna a la tienda, con esas pintas que llevabas - dijo contraatacando.
- Sí, bueno lo que tú digas - dije para que parase ya, la verdad es que no se me ocurría que más decirle,  e iba a quedar mal.- Has terminado ya?
- Sí, hace un rato, pero no dije nada para no dejarte mal, eres tan lenta - me dijo. Sacudí la cabeza, como diciendo que no iba a contestar a sus chorradas.
- Camarero! - dijo Christian para que nos trajesen la cuenta. Pagamos cada uno nuestra pizza, aunque el había intentado pagar todo, pero yo no le dejé, yo era una chica independiente, y eso de que pague el chico está muy pasado.
- Bueno, venga que te acompaño - me dijo.
- No hace falta, no me voy a perder, sabes? - contesté.
- Sí eso lo dices ahora.  Pero luego, cuando esté viendo las noticias por la noche, saldrá tu madre llorando porque no has vuelto a casa - me dijo el muy estúpido. Puse mala cara, pero seguía sin ocurrirseme nada, dónde estaban todos los insultos que se me ocurrían para mi hermano y que me los tenía que tragar para que mis padres no me regañasen? Es que se me habían gastado todos? Grrr. Al final acabó acompañandome.
- Genial, otros 20 minutos aguantándote - dije.
- No se tarda tanto, bueno sí, se me olvidaba lo lenta que eres - dijo.
- Te estás repitiendo, ya me has llamado lenta antes.
- Ya, pero es para ver si aceleras, pero veo que no - dijo el pesado.
- ¿Quieres echar una carrera? - pregunté.
- Está bien, pero luego no llores si pierdes. Tres, dos, uno...ya!!!
Salí corriendo lo más rápido que pude, me sacaba unos dos metros, no era tanto. Empecé a ir más lenta, me estaba cansando. Ya me sacaba como cinco metros. Joer, es que no se cansaba. Se giró y me sonrió, ahora se hacía el chulito, corriendo de espaldas, ojalá se tropezase con una piedra. Aceleré, aprovechando que de espaldas iba más lento. Le pasé, se volvió a girar y a ir de frente, pero iba más lento, me estaba dejando ganar. Llegamos casi a la vez, él llegó unos segundos antes.
- Gané - dijo apoyando las manos sobre las rodillas y subiendo la cabeza para poner una media sonrisa.
- Te dejé ganar - mentí.
- Jajaja, no seas mentirosa - dijo riéndose.
- Bueno, vale no te dejé, pero es que tú tienes las piernas más largas, y eso no es justo - le dije, poniendo morritos.
- Fue tu idea, no la mía, yo te lo advertí, habértelo pensado mejor - dijo con razón.
- Bueno, vale. Adios - dije.
- Adios - dijo con una sonrisa en la cara, siempre estaba sonriendo. Le devolví la sonrisa.
- Sueña conmigo, ok? - me dijo desde lejos.
- En tus sueños chaval - dije, se lo tenía muy creído, y lo peor es que me gustaba de verdad. Espero que sólo lo dijese para fastidiar y no pensase de verdad que estaba por él.
- Vale! - gritó, y volvió a sonreír. Entré en casa, estaba agotada por la carrera y me tiré al sofá.
- Hola cariño - me saludó mi madre entrando al salón.
- Hola - dije apenas sin aliento.
- Qué tal te lo has pasado? - preguntó.
- Bien, bueno el agua estaba helada, Y al final Alicia y Nicole no han venido a comer - contesté. Ala, ya me había ido de la lengua, ahora sabría que Christian y yo habíamos ido solos a comer.
- Vic!!! - gritó mi padre - puedes venir un momento? No encuentro mi camisa de rayas.
- Voy - respondió mi madre. "Te quiero papá" pensé. Al rato me quedé sopa en el sofá.

CONTINUARÁ...

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